Día 290:
“Los pueblos y naciones indígenas y sus miembros tienen derecho a la identidad e integridad cultural, y a que se reconozcan y respeten sus cosmovisiones, formas de vida e instituciones propias”. Esto dice el único artículo en particular que fue aprobado (de un total de 38) por el Pleno y que pasará al borrador de la nueva Constitución. No se alarmen: muchas de las propuestas ya estaban contenidas en otros informes aprobados.
Sin embargo, parece extraño que la Comisión Especial de Derechos de los Pueblos Indígenas no haya reparado en esta singularidad y así evitar el chasco que implica ver rechazados casi todos sus artículos.
La convencional kaweskar Margarita Vargas sostuvo que tales artículos surgieron de una consulta indígena en la que participaron unas 7.500 personas (ojo: casi sin presupuesto ni difusión): “Varias normas de las cuales hoy se rechazaron ya están en la propuesta de texto. Entonces para la segunda vuelta que vamos a dar, se va a depurar y se van a presentar aquellas normas que no están ya aprobadas”.
Pero fue una jornada polémica porque la derecha se paró y se mandó a cambiar para no votar. En los anales de la infamia y la estulticia quedará el discurso de Arturo “Pulmones Vírgenes” Zúñiga.
“Racistas” fue lo más sencillito que les dijeron. Rosa Catrileo indicó: “Siempre toman los discursos para burlarse de los derechos indígenas, para hacer burla de la plurinacionalidad, que ni siquiera tienen la dignidad de apretar un botón para marcar su rechazo, demostrando una vez más el desprecio que se tiene por lo indígena (…) Que también quede en acta de esta Convención Constitucional el actuar racista de estas personas”.
Claro que Elisa Loncón no se la dejó pasar a Pulmones Vírgenes:
Qué cosas, ¿no? En fin. El caso es que los 37 artículos restantes tendrán que volver a comisión y ser mejorados porque, así como va la cosa, el Pleno los rechazará toditos.
Los curas entran en la conversación constituyente
Poco a poco las fuerzas más malignas comienzan a alinearse con el “rechazo”. A los Lagos, Maldonado, Fulvio, el exfiscal Guerra y otros indecentes de marca mayor, ahora se les sumaron los líderes espirituales del catolicismo chileno (esos que para un grupo creciente de chilenos no son más que unos pervertidos con sotana) para criticar el texto por querer “imponer una refundación social, política e incluso cultural”.
Y es verdad: se busca refundar institucionalmente una sociedad donde no tengan cabida las presiones religiosas. Pero en fin: en el plenario de obispos, Celestino Aós (el guaripola del piño) leyó un comunicado que decía que “el país ha puesto gran esperanza en este proceso, al aprobarlo ampliamente, porque lo ha considerado un camino institucional para superar una situación de crisis”, al tiempo que lamentó “el clima de violencia, que se expresa en la delincuencia, el narcotráfico, la protesta social destructiva, en la convivencia escolar, la situación de La Araucanía, y, en general, en un ambiente político crispado”.
Si quieres escuchar este mamarracho, pues pincha este discursillo:
Ya. Nos vemos.