Día 45: Tenso debate por negacionismo mientras la Convención llega al fin a las regiones
Convencional UDI pidió incluir las violaciones a los DDHH durante Allende en Comisión de Ética y se desata la locura. Comisión de Descentralización realizó sesión en Arica.
Mientras dure la Convención, ningún convencional podrá negar, justificar, minimizar, relativizar, hacer apología o glorificar los crímenes de lesa humanidad y masivas violaciones a los derechos humanos cometidos por el Estado chileno desde el 11 de septiembre de 1973 hasta el 10 de marzo de 1990, extendiendo tal periodo a lo que ocurrió en Chile a partir del 18 de octubre de 2019, fecha en que se quiebra el contrato social a través de protestas duramente reprimidas y que, nos guste o no, permitieron que la Convención Constituyente sea una realidad a efectos de discutir otro contrato social.
Ah: también se entenderá por negacionismo hacerse el leso respecto de las atrocidades en contra de los pueblos originarios y grupos afrodescendientes.
Esa era la propuesta del convencional del Partido Comunista (PC) y coordinador de la comisión de Ética respecto al negacionismo, tema que se tomó la agenda producto de la polémica exclusión del ex almirante, ex edecán de Pinochet y ex senador UDI Jorge Arancibia de la subcomisión de Verdad Histórica, dependiente de la comisión de Derechos Humanos.
La idea concita apoyos.
Francisca Arauna, de la Lista del Pueblo, avala la idea de incluir a las víctimas del estallido social porque “no fue una junta de delincuentes, sino lo que permitió cuestionar la institucionalidad que ha perjudicado a este país”.
Pero aparece él, el Cicerón de la Convención Constituyente, el Arturito “Pulmones Vírgenes” Zúñiga, de la UDI, quien aplaude la idea diciendo que tal cosa es buena discutirla en el Congreso, cosa que no se puede hacer en países donde “no tienen libertad de expresión para discutirlo, como Cuba y Venezuela”.
La derecha calienta motores. La intervención de Arturito “Pulmones Vírgenes” Zúñiga es sólo el aperitivo, el plato de entrada, porque el plato de fondo correría por cuenta de su correligionaria Katerine Montealegre, quien destaca que en la Convención hay posturas diversas, experiencias diversas, y que lo importante es que “el concepto de negacionismo es evitar que una persona afecte, por su libertad de expresión, la dignidad de otros que han sido víctimas de los derechos humanos”.
Hasta ahí parecía una declaración llena de sensatez y sentimientos, pero de pronto viene el guaracazo, el disparate, la locura:
“No estoy de acuerdo en que el tiempo sea tan acotado, (porque) también existieron violaciones a los Derechos Humanos antes de 1973, cuando en el pleno de la Cámara de Diputados, los comités de diputados DC y del Partido Nacional denuncian una serie de violaciones a los Derechos Humanos y a la Constitución por parte del Presidente (Salvador) Allende”.
Estupefacción en la sala y en el respetable público que mira por streaming.
Y sigue, en tono desafiante: “¿Vamos a considerar todas las violaciones a los Derechos Humanos o aquellas que nos convienen? ¿Y los derechos humanos en otros países”, agrega. Todos asumen de que se trata de Cuba y Venezuela; en ningún caso China, país con el que hacemos negocios.
Al rato, Christian Viera, independiente de la Lista del Apruebo, llama a la cordura y aclara que la famosa declaración que cita la convencional, emanada el 22 de agosto de 1973, la misma que sirvió a los golpistas de excusa para los crímenes cometidos.
Es tan sólo “la declaración de la oposición de la época, pero nada más que eso. El mecanismo es la Acusación Constitucional y (la oposición) no tenía los votos por los últimos resultados electorales”.
Ciertamente que el respetable público se pregunta cuáles fueron esas violaciones a los derechos humanos cometidos en el gobierno de Allende. El mismo Viera despeja las dudas. Sabe a qué se refiere Montealegre: “No tiene ningún parangón ni hay comparación posible entre los crímenes de lesa humanidad y la violación al derecho a propiedad”, sostiene, pues sabe que todo ser humano tiene derecho a tener sus cosas, pero no es comparable torturar y asesinar que expropiar un potrero.
Damaris Abarca, de Apruebo Dignidad, no sale de su estupefacción, pero al cabo invita a Katerine Montealegre y otros convencionales de derecha a “hablar con responsabilidad porque aquí hay familias que todavía no saben dónde están sus seres queridos”, mientras Loreto Vidal, quien pertenecía a la Lista del Pueblo, se desfoga pidiendo voluntad y respeto para mejorar el diálogo entre convencionales, dando a entender que había que ser comprensivos con una convencional que, si bien dice cosas a las que nadie ve mucho sentido, tiene una forma de ver las cosas. Algo así.
Benito Baranda, independiente no neutral, se expresa a favor de sancionar el acto de “negar hechos que ocurrieron y de los cuales hay informes (…) Es el límite para tratarnos adecuadamente. Esto provoca tanto dolor y tanto daño que debe ser contemplado en el reglamento”.
Katerine Montealegre se defiende de las críticas que se le formulan: “Nunca negué algo. En ningún momento jugué al empate. Yo sólo planteo que se dejan afuera otras violaciones a los derechos humanos y en otros países. Hagámoslas con todas, no sólo con unas pues creemos que esto es contradictorio con la igualdad ante la ley, así que lo mismo se deberían considerar todas. Sólo estoy expresando mi opinión y mi forma de ver las cosas, y también represento a mis votantes”.
En todo este rato queda claro que Bessy Gallardo está juntando fuerza y rabia para responderle. Con tono severo, Bessy Gallardo le cuenta a Montealegre del espantoso itinerario vivido por su padre, ex dirigente sindical, entre septiembre y noviembre de 1973: Estadio Chile, Cuartel Borgoño, luego a un regimiento; habla de cómo fue electrocutado en la parrilla, de las veces que jugaron a la ruleta rusa con él…
“Sobrevivió porque tenía por entonces tres hijos, hasta el día de hoy llora como un niño. Con 78 años todavía vive las consecuencias de la tortura. ¿Cómo comparar eso con una rotondita Pérez Zujovic o la mesa y la sillita del barrio Lastarria? Le pido respeto por mi papá. Además, quiero aclararle a la convencional Montealegre que los derechos humanos son violados por el estado, no por privados”, dice Bessy Gallardo, quien se ofrece a facilitarle un texto para que lo lea y aprenda, porque nunca es tarde para aprender.
La intervención de Montealegre, por cierto, había sido precedida por esas afirmaciones desopilantes que suelen emitirse desde la derecha en lo que a derechos humanos se refiere. Hay una confusión tremenda en ese mundo respecto de ese tema.
El coordinador Barraza cree que debe sancionarse el negacionismo toda vez que hablamos de casos plenamente reconocidos en instancias oficiales como la Comisión Rettig y la Comisión Valech. No negar lo que ahí ha sido plasmado es básico, sostiene, para “un mínimo estándar de conveniencia”.
¿Alguien más quiere ser víctima?
La cosa ya está tensa. Pero faltaba más.
Como es probable que la victimización sea un signo de nuestro tiempo, aparece el convencional de Renovación Nacional Luciano Silva con un as bajo la manga y compungido, diríase que desilusionado, pide incluir la violencia en contra de los credos protestantes (evangélicos).
En suma, para Silva también es víctima el mundo evangélico. Y esto complica las cosas porque, si seguimos así, del mismo modo podría ser víctima Rodrigo “Pulmones Vírgenes” Zúñiga cuando es sacado de su reparador sueño, más o menos al mediodía, por unos evangélicos que tocan la guitarra y el pandero y que predican a través de un parlante en la esquina de su casa.
“Estoy súper convencido de que quedan muchas situaciones injustas afuera, no sé cómo hacerlo. El Estado violó el derecho a que fuéramos sepultados. A mí me parece que todas estas cosas deben quedar de alguna manera. Al mundo evangélico, a nosotros, nos tiraban en basurales y en las playas, en el cerro Santa Lucía, y me parece increíble que esas situaciones no puedan ser expresadas. Me siento en una situación de injusticia. Se les negó la sepultura”, señala Luciano Silva, a lo que Loreto Vidal retruca que, sin desconocer el profundo dolor que le embarga al convencional, no parece buena idea forzar tanto el argumento como para remontarse al siglo XIX, cuando el Estado y la Iglesia eran poto y calzón, y expandir tanto la definición considerando que, por ejemplo, muchos niños fueron abusados por la Iglesia con la anuencia del estado…
El VAR de La Cocina
El interés de la derecha es evidente: pretende diluir la sangre derramada por la dictadura cívico-militar en el vasto océano de la historia. El predicamento de la derecha es simple, y se puede sintetizar en la siguiente frase: “Sí, hubo brutalidades imperdonables, pero a lo largo de toda la vida han habido brutalidades imperdonables”.
La comisión se allana a estudiar el tema. La propuesta de sancionar el negacionismo en la Convención Constituyente, obra de Barraza, gana por amplia mayoría y con la (irrelevante) oposición de la derecha.
Hay derechas y derechas…
Es verdad. Poco a poco se desprende un grupo de esa derecha irracional y fanática que, encarnada en la UDI, se abre a comprender otras realidades, otros mundos que le resultaban lejanos, desconocidos, inescrutables, y que, gracias a la Convención, han aprendido a conocer.
Por de pronto, ya tenemos una derecha que, exceptuando al mundo UDI, reconoce la existencia de una “deuda histórica” del Estado para con los pueblos originarios. Por eso es que un grupo de 15 convencionales suscribieron una carta en la que expresan su deseo de ser “parte del reencuentro entre los pueblos originarios y Chile” y de “encontrar una solución” a sus demandas históricas. Ojo: el evangélico Luciano Silva firmó la carta. Carita feliz.
La carta es la que sigue:
Los otros están más preocupados de reclamar espacio, ese espacio físico que se ha hecho insuficiente dentro del ex Congreso Nacional, por lo que exigen al Senado que facilite los espacios que le corresponden dentro del inmueble, porque, hasta aquí, sólo la Cámara de Diputados se ha puesto con la Convención.
Otro hito en aras de la verdadera descentralización
Hoy fue un día especial, y no sólo por las leseras que los convencionales de derecha fueron capaces de decir en la comisión de Ética. ¿Sabes por qué? Porque también fue noticia la comisión de Descentralización, que hoy sesionó en Arica, la puerta norte de Chile. Todo muy cargado de simbolismo para una Constitución que velará por la igualdad de derechos de hombres y mujeres, el cuidado del medio ambiente el desarrollo de los territorios a efectos de poner fin al macrocefalismo que tanto afecta a las posibilidades de desarrollo de Chile.
“Nunca más sin los territorios. Desde Arica, en el norte, reivindicamos nuestra vida en esta zona extrema bajo un sol eterno”, señaló en el pleno la coordinadora Cristina Dorador, quien recalcó que, de ahora en más, las salidas a regiones “debiesen ser la norma en las comisiones permanentes. Que nunca más se diga que no es posible. Aquí no hay ningún aumento de costos, sino un reordenamiento de costos. Necesitamos descentralizar”, aseveró la científica, quien agradeció a municipalidades, universidades y gobiernos regionales por el apoyo brindado, también a la mesa directiva y a la mesa ampliada, toda vez que ha hecho posible un hito que apunta a la reivindicación de los territorios, en especial ese norte “luego de una historia de extractivismo compleja, entendiendo que la justicia también se mide por la equidad social y ambiental”.
En esa línea, Gaspar Domínguez de Independientes no Neutrales, refirió a la necesidad de vincular territorio y medio ambiente, a su influencia en la salud humana, al cuidado que se merece incluso el contaminado mar que, gracias a la corriente de Humboldt, es “un lugar único en el mundo, un paraíso de la biodiversidad”.
El convencional aprovechó de criticar la aprobación del controvertido y destructivo proyecto minero Dominga, cuya propiedad, recordó, pertenece a la familia de Carlos Délano, alias “El Choclo”.
La independiente Adriana Ampuero destacó el interés de ciudadanos y ciudadanas de provincias por participar, al punto que se han visto en la necesidad de “abrir cabildos ciudadanos posteriores a nuestras audiencias públicas habida cuenta de la necesidad de las personas a ser escuchadas. Lo podemos ver, aunque unos pocos quieren boicotear la convención”, concluyó.
Hasta aquí queda nuestro informe de hoy. ¡Buenas noches! Hasta tomorrow.