Día 34: El cuidado de la naturaleza se toma la Convención: hasta Arancibia se cuadró con ella
La devastación causada por el modelo neoliberal y la sequía motivan un interés mayor entre los convencionales, lo que confirma que el cuidado del medio ambiente será clave en la nueva Constitución.
Partiremos de lo menos importante a lo verdaderamente importante en una jornada de audiencias en la Convención. Miren esta foto. La derecha rancia estaba indignada. “Pobrecitos”, decían con sarcasmo a través de las redes sociales.
Si se hubieran sacado una foto comiendo en un restaurante, ¿qué habrían dicho los rabiosos admiradores de Pinochet? Nosotros lo sabemos: “¡Pero mira cómo esa gente come en un restaurante mientras el resto se muere de hambre! ¡Soa Vashelé aga hargo!”
Pero bueno. Ya decía Alberto Einstein que hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Así que vamos a lo relevante.
Los derechos de la naturaleza
Hoy viernes -no exageramos- se dio uno de los momentos más trascendentales de la Convención. No era una votación ni nada, sino una simple audiencia en la que se abordaría un elemento que pretende cruzar toda la nueva Constitución, de comienzo a fin: el derecho humano a vivir en un ambiente sano y libre de contaminación, cosa que no se cumple en un país subordinado a la lógica destructiva del crecimiento.
Pero no sólo eso: se habló también de los derechos de la naturaleza, es decir, la obligación humana de procurar su conservación y cuidado. Un derecho, una obligación; ambas cosas unidas en perfecta simbiosis, como ha de ser la relación de los seres humanos con un planeta ya devastado.
La audiencia comenzó con una interesante y detallada exposición de Ezio Costa, director ejecutivo de FIMA, quien abordó la constitucionalidad comparada, los límites de la propiedad ante la naturaleza debido a su función vital que supera, por mucho, su “función social” (que también la tiene, por cierto).
En consecuencia, “el ser humano no puede destruirla (la naturaleza), porque ese bien tiene una conexión con otros bienes”, señaló Costa, destacando esa función ecológica de la propiedad, sin que ello signifique “que, yendo tan al extremo, alguien que tenga un arbolito cobre por el oxígeno que produce”. Alguien dirá que este ejemplo hipotético es extremo, pero el neoliberalismo chileno ofrece espacio de sobra para casos desopilantemente ridículos y extremos.
“El derecho a propiedad privada debe tener ese límite interno. Asimismo, la nueva Constitución debe establecer una participación social real, porque en los territorios la inversión aparece como un invasor que viene apoyado por el Estado, y las personas las ven como un enemigo invisible que viene a cambiar las condiciones de vida de las personas”, agregó Costa.
El director ejecutivo de FIMA refirió a la necesidad de consagrar los “derechos de la naturaleza”, cosa que “no es nada extravagante, ni para el mundo indígena con su cosmovisión espiritual ni para occidente; también debe consagrarse el derecho a la restitución y la restauración por respeto a la naturaleza y las generaciones futuras”, al tiempo que el Estado chileno debe diseñar una institucionalidad que incluya al “Defensor de la Naturaleza” y diseñar una institucionalidad que coordine mejor a los municipios, al Consejo de Defensa del Estado y al Instituto de Derechos Humanos. “Que todo eso se junte y así darle fuerza efectiva al derecho ambiental”, indicó Costa.
La machi Francisca Linconao tomó la palabra y agradeció una exposición que respaldaba lo que ella, según dijo, viene denunciando hace muchos años, al menos desde 2008, cuando se peleó con un latifundista. “La Tierra tiene vida igual que las personas; los árboles nativos, las aguas tienen vida. Por eso mismo queremos que se respete eso”, señaló. “Si no hay tierra y no hay agua, entonces no hay paz”, agregó, pidiendo porque la nueva Constitución fije las condiciones básicas para “el buen vivir”.
“Yo sé lo que esta pasando en Wallmapu, y también acá en Santiago, donde hay gente que no tiene buen vivir, porque ellos también están sufriendo. Son pobres, sin agua, esperando casa, y el Estado chileno no escucha. Eso no puede pasar”, indicó la machi, quien aclaró que ella lucha “no sólo por los mapuche, sino también por los chilenos, los huincas”.
María Rivera, de la Lista del Pueblo, rindió un homenaje a los medioambientalistas muertos -algunos en extrañas circunstancias, como Macarena Valdés- y lamentó amargamente el desastre ambiental provocado por un modelo económico que subsidia el enriquecimiento de su élite, donde se cree que “el medio ambiente es para este grupo que se ha adueñado de la riqueza en el país, convirtiendo a defensores del medio ambiente como blancos de persecución”.
Asimismo, María Rivera se refirió al escaso músculo fiscalizador del Estado, un fenómeno evidente aún más frente a las grandes empresas, que son las verdaderamente “están destruyendo el medio ambiente, como las forestales”, dijo, ejemplificando en ellas los “crímenes contra la naturaleza provocados por el extractivismo sin límites de ese grupo de empresarios”.
La interseccionalidad y el dilema empresarial
La coordinadora de la comisión, Manuela Royo, destacó el abordaje interseccional que pretende imprimirle a la nueva Carta Magna, algo que desea lograr con el apoyo decidido de las feministas, destacando ciertas situaciones concretas que se darán al fragor de la deliberación: hasta dónde se limitará la propiedad privada y pública, la actividad productiva, la recuperación de los derechos de agua, necesidades ambientales acuciantes como la restitución del bosque nativo y protección de fuentes de agua. “¿Qué hacemos con la gente en Petorca y Quinteros”, se preguntó Royo, recordando la obligación del Estado para con las familias que viven en las zonas de sacrificio.
La convencional de RN Ruth Hurtado, la misma que la jornada anterior quiso ser figura atacando a la machi Linconao, expresó su gran dilema existencial: ¿cómo se va a desarrollar la actividad empresarial en un Chile con nueva Constitución?
Curiosamente, hasta el ex almirante Jorge Arancibia, el cuestionado ex senador, valoró más la exposición que Ruth Hurtado, al punto que no sólo alabó la presentación de Ezio Costa, sino que se declaró partidario de introducir el cuidado de la naturaleza en la Carta Magna ya que “es un cambio cultural que se va a intensificar”.
“He visto un proceso de evolución importante en todo sentido en Chile: en los niveles de riqueza y pobreza, explotando los recursos, cosa que ha sido muy impresionante, pero esto (el cuidado del medio ambiente) que se está produciendo ahora es un cambio cultural que tendremos que dejar registrado en la Constitución”.
Un día tranquilo. ¿Pero ven cómo se avanza en temas que seguro estarán incorporados en los contenidos de la nueva Constitución “feminista y ecologista” que se nos viene?
Ya, chaíto más mejor. Nos vemos el lunes.