Día 273: Aprueban artículo que mata la idea que convirtió los derechos en oportunidad de negocio
Muere el corazón de la Constitución de Jaime Guzmán y Ricardo Lagos: la subsidariedad, que pasará a mejor vida si se aprueba la nueva Constitución. Chile ya no tendría más religiones oficiales.
Si se aprueba la propuesta de nueva Constitución, el Estado de Chile dejará de ser subsidiario. ¿Qué es la subsidiariedad? Lo decía muy bien Jaime Guzmán, el padre de la Constitución que nos rige: que el Estado se retire de todas las esferas en las que los bienes y servicios puedan ser provistos por los privados, y que sólo intervenga en aquello donde los privados no tengan interés en participar. Es decir: el Estado participará sólo en aquello donde el empresario no vea posibilidad de negocio. Y como en las pensiones, en la salud y la educación han visto posibilidades de negocio, entonces nos explicamos el Chile de hoy. En otras palabras, el legado de este muñeco que está abajo se acabaría si usted y todos votan “apruebo”(como corresponde).
La razón es que este lunes 11 de abril se aprobó el artículo número uno de la propuesta de la nueva Constitución: “Chile es un Estado social y democrático de derecho. Es plurinacional, intercultural y ecológico”. En suma, nuestro país “se constituye como una República solidaria, su democracia es paritaria y reconoce como valores intrínsecos e irrenunciables la dignidad, la libertad, la igualdad sustantiva de los seres humanos y su relación indisoluble con la naturaleza”.
Para que no queden dudas, se añade que “la protección y garantía de los derechos humanos individuales y colectivos son el fundamento del Estado y orientan toda su actividad. Es deber del Estado generar las condiciones necesarias y proveer los bienes y servicios para asegurar el igual goce de los derechos y de integración de las personas en la vida política, económica, social y cultural para su pleno desarrollo”.
Y para terminar con las habladurías, se aprobó que “el Estado reconoce los símbolos y emblemas de los distintos pueblos indígenas”. Es decir, la banderita, el escudo y el himno siguen.
No más religión oficiales
La Constitución de 1925 consagraba la separación entre Estado e Iglesia, pero igual andaban todos participando en actos con fuerte tufillo religioso. Es más: hasta el día de hoy se jode la pita pidiendo al senador o diputado con el famoso juramento. La Convención entonces respondió a la necesidad de reforzar esa separación, consagrando, en el artículo 13, que el Estado de Chile es laico y que no existen las religiones oficiales.
Dice el artículo aprobado por 121 convencionales: “Chile es un Estado Laico, donde se respeta y se garantiza la libertad de religión y de creencias espirituales. Ninguna religión, ni creencia en particular es la oficial del Estado, sin perjuicio de su reconocimiento y libre ejercicio, el cual no tiene más limitación que lo dispuesto por esta Constitución”.
Asimismo, el Pleno aprobó que “el Estado tiene la obligación promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos conforme a la disposiciones y principios del derecho internacional”. Otra cosa que se aprobó fue un artículo que consagra que la “soberanía reside en el pueblo de Chile conformado por diversas naciones”, que la soberanía “se ejerce democráticamente” y que “ningún sector del pueblo ni individuo alguno puede atribuirse su ejercicio”.
Ya. La cosa avanza. No digan que no.