Día 2: el sexo entre primos afecta desarrollo de la Convención Constituyente
La endogamia nos deja a un grupo de zorrones incapaces de hacer algo de manera eficiente. Familiares de los presos de la revuelta insisten en la libertad de sus seres queridos.
El segundo día de la Convención Constitucional congregó nuevamente en Plaza de Armas y paseo Ahumada a los familiares de los presos políticos de la revuelta, los que están en prisión preventiva sin que la Fiscalía tenga pruebas en su contra, los que están presos por un testimonio falso de un funcionario de Carabineros, los que fueron cargados con pruebas falsas… La sesión de hoy se trataría de eso: qué hacer para empujar la liberación de los que están tras las rejas.
La presidenta de la Convención, Elisa Loncón, señaló que, aun cuando en el Congreso se cerraron a la idea de legislar al respecto, el tema no está cerrado y que “necesitamos conversar (acerca de este tema) para la tranquilidad de toda la Convención”. En suma, el tema se discutirá guste a quién le guste.
Se suponía que hoy los convencionales se reunirían también para empezar a discutir del reglamento que regulará a esta instancia (creen que podrían estar hasta tres meses en esa tarea), pero no pudo ser porque, después de meses de “preparación”, el espacio asignado en el Congreso Nacional no reúne las condiciones sanitarias de seguridad ni posee los recursos técnicos que puedan ayudar a ese cometido. No había equipo de sonido, no había monitores… ¿Cómo podrían dialogar convencionales separados en tres espacios distintos y no conectados entre sí? “Es increíble que, después de tanto, el gobierno no tenga siquiera un micrófono”, dijo el convencional Fernando Atria. Abundaban los términos para referir a esta nueva muestra de estulticia: “pichangueros”, “chacoteros”, “inútiles”. Inevitable fue pensar en quienes integran la famosa secretaría técnica encabezada por el tal Francisco Encina, “un cuico que demuestra no tener idea de la pega que tiene que hacer”, señaló otro convencional del mundo socialista, quien pidió reserva de su identidad. Y claro, la cuestión de clase saltó al ruedo: los organizadores del gobierno pertenecen a ese segmento de la población donde los primos suelen embarazar a sus primas (y por eso pasa lo que pasa: la pérdida de variabilidad genética impide sumar más puntos de coeficiente intelectual). So riesgo de lucir nuestro natural resentimiento, hablamos de ese mundo que sobrestima sus virtudes y mira con desdén a los que menos tienen, a quienes son de las clases inferiores (nosotros mismos), cuya carencias explican a partir de la flojera y la falta de ingenio (flojera sí, puede ser… en nuestro caso).
Este es el famoso Encina. Míralo bien: este personaje gana más de 7 millones limpios al mes.
“El gobierno sabía que no existían las condiciones. El dinero público que se está tratando de invertir acá, no aparece. Francisco Encina debe asumir su responsabilidad", señaló la convencional comunista Bárbara Sepúlveda. María Rivera, de la Lista del Pueblo, quien también pidió la renuncia del famoso Encina, sostuvo que “es el mismo trato que le da a la población con la pandemia. Nuestra salud corre riesgo, habemos una cantidad de personas en una sala sin aire, todos juntos”.
Hay dos posibilidades para explicar lo que ocurrió este lunes: maldad o tontera. La maldad indica que esto es fruto de una conspiración obstruccionista encabezado por un gobierno que representa los intereses del patriciado chileno. Lo decía el dirigente el exdirigente estudiantil y hoy periodista de Palabra Pública, Francisco Figueroa.
En la misma línea tenemos otra posibilidad: el gobierno de Piñera (personaje narcisista donde los haya) no soporta su irrelevancia y comete esta clase de errores para atraer la atención. O quizás se trate de esa actitud mediocre y displicente del que sabe que va de salida y que su paso por el gobierno será recordado por lo opaco de su gestión (“opaco” por decir algo).
La otra opción es la tontera. Encina y el ministro de la Segpres, Juan José Ossa, pertenecen -ya decíamos- a un mundo que tiene una opinión demasiado positiva de sí mismo, una que ha sido reforzada desde la tierna infancia por las nanas que saben que la adulación permanente del niño o la niña les asegura el trabajo en sus cómodas residencias del barrio alto. Estos personajes están educados en la lisonja y el privilegio, y al cabo terminan creyendo que su posición se debe a sus talentos en circunstancias que demuestran su pertenencia a esa amplia, incluyente y muy democrática franja de la mediocridad humana. Ya es posible imaginar el diálogo de estos dos zorrones jugando a organizar una Convención Constituyente:
-Oye, ¿y cómo vai organizando todo el tema de estos chanitos de la Convención?
-Está todo listo, perro. Tranqui.
-Wena, perro. ¡Estuviste fino!
A este parcito debemos sumar al encargado de las comunicaciones, un tal Cristián Livingstone, una criaturita de Dios que olvidó acreditar a periodistas independientes. Seguro debe estar con la cabeza puesta en la búsqueda de pega (no le va a faltar… al zorrón nunca le falta).
No se puede creer la ineptitud inconmensurable de quienes integran este gobierno. Pero esto no es de ahora, nop. De hecho, si hacemos memoria (porque parece que ha pasado un siglo) vendrán a nuestra mente cosas como el Censo 2012 y el puente Cau Cau, símbolos inequívocos de la incompetencia del primer gobierno de Piñera Echeñique, personaje que por aquellos años hablaba del “gobierno de excelencia”. Ustedes quizás no se acuerdan, porque son muy jóvenes.
En el segundo mandato de Piñera tenemos otras joyas que han de engalanar cualquier galería de torpezas, pero todas ellas se han visto eclipsadas por el estallido social y la pandemia, cuya gestión y gobernanza dan por sí mismas para llenar una enciclopedia general de la ineptitud humana.
En fin. Lamentable que el sexo entre primos, esa inveterada costumbre de nuestra oligarquía, haya impedido una sesión en la que iban a discutirse cosas tan importantes.