Día 11: La Convención crea sus tres primeros comités y Baradit pide perdón
Poco a poco se va ordenando la Constituyente, pero la estrella del día fue el best seller Jorge Baradit, que le regaló a la derecha un día más de discursos anti violencia.
Partamos por lo fome: la Convención Constitucional ya tiene normas básicas de funcionamiento gracias a una propuesta de reglamento provisorio presentado por la mesa directiva encabezada por Elisa Loncón y Jaime Bassa que, se informó, parte creando tres comités:
Administración Interior
Presupuesto
Reglamento y Ética
Además se creó un comité externo sobre asignaciones y pronto tendremos nuevos comités, entre los que destacan:
Derechos Humanos, Reparación y Justicia
Probidad y Transparencia
Se presentaron siete propuestas para determinar cómo se se conformarán estas comisiones. Es decir, cuántos integrantes tendrán cada una de estas comisiones, cómo se han de elegir sus miembros y cómo deben funcionar. Pero como todo cuanto ocurre en esta Convención Constitucional es nuevo, se armó una bonita discusión procedimental que empantanó la conformación de los tres comités recientemente creados.
Algunos plantearon que antes de definir el método orientado a conformar las tres comisiones, lo primero era definir cuántas en definitiva va a tener la Convención, mientras que otros acusaron que hubo muy poco tiempo para analizar las indicaciones y comparar las propuestas.
Y salió -obvio- el UDI Arturo Zúñiga diciendo que no se podía seguir posponiendo el trabajo de la Convención porque las famizzzzzzzzzzz... Y bueno, ahí nos quedamos dormidos.
Con un poco de amoniaco en la nariz volvimos a despertar después de tan soporífera intervención (cual boxeador se recupera del knock out).
El asunto se resuelve a esta misma hora, así que este jueves veremos en qué quedó este asunto.
Vamos a lo importante: el cahuín
El escritor Jorge Baradit fue la estrella de la jornada pues se pasó de rosca con una declaración dirigida a los Convencionales de Renovación Nacional: Luciano Silva y Ruggero Cozzi.
Ambos han acusado ser víctimas de agresiones por su pensamiento político: el primero habría sufrido el rayado de su casa por parte de dos encapuchados, y el segundo sufrió una funa en pleno centro de Santiago.
“Me parece conveniente que ellos ahora también sufran un poquitito lo que nosotros, los chilenos, hemos sufrido desde el estallido social. Que ellos le tomen un poquitito el gustito no me parece tan mal”, señaló el escritor superventas.
En suma, el bueno de Baradit se regaló, así que este miércoles pidió la palabra para ofrecer disculpas. “Las palabras que emití ayer frente a la prensa no me representan. Yo soy y fui víctima de violencia del Estado, de la violencia política y no se la deseo a nadie. Fue un exabrupto”.
“Hablé con Luciano Silva, le pedí mis disculpas (sic) y él las acepto. Les ofrezco también mis disculpas a la mesa por los problemas que le pude haber ocasionado y, al menos yo, espero que Luciano también, demos por cerrada esta situación”, concluyó. Y toda la Convención aplaudió.
Muchos tuvimos ganas de llorar de tanta emoción.
Saltó lejos el maní
Es verdad: saltó a cinco cuadras. Como era de esperar, los periodistas de La Moneda le patearon la jaula al ministro secretario general de Gobierno, Jaime Bellolio, quien siempre aprovecha este tipo de cosas para tratar de marcar el punto y agarrar algo de figuración en los medios. De otra manera, el gobierno no existiría. Seamos comprensivos con él.
“Una de las bases esenciales de la democracia es la no violencia, y cuando hay un constituyente que hace una verdadera apología de la violencia, que dice que le produce casi placer el que algunas personas que son de derecha les peguen, los violenten, yo creo que el problema es grave, muy grave”, sostuvo.
Y como quería seguir poniéndole el color que ni Silva ni Cozzi le pusieron, agregó: “(Baradit) simplemente no cree en la democracia ni en la deliberación”.
Mucho.
Listo. Mañana vamos con mas información y otro cahuincito chico (cruzamos los dedos para que así sea. Si no, la Convención tendría menos brillo que la cabellera del Negro Piñera).